Cómo un simple hábito puede transformar la autonomía de una organización
En muchas organizaciones se detecta un fenómeno silencioso que afecta al desarrollo profesional de los equipos: la ausencia de preguntas por parte de quienes lideran. Aunque pueda pasar desapercibido, este comportamiento impacta directamente en la autonomía y la responsabilidad de los grupos de trabajo. Cuando los mandos priorizan la respuesta rápida frente a la exploración, se instaura una cultura donde se ejecuta más de lo que se piensa y donde la dependencia sustituye al criterio propio.
A lo largo de distintas intervenciones se repite un patrón común: líderes que explican, corrigen, aclaran o resuelven, pero que rara vez plantean preguntas que activen la reflexión. Esta falta de cuestionamiento reduce la capacidad del equipo para generar alternativas y limita su madurez operativa. El resultado es un entorno donde predomina la obediencia funcional en lugar de la participación activa y donde la iniciativa se apaga con el tiempo.
Los departamentos de Recursos Humanos comienzan a identificar este síntoma como una señal de alerta. La ausencia de preguntas no solo dificulta la participación, sino que restringe la capacidad del equipo para anticipar, analizar y proponer soluciones. Por ello, cada vez más organizaciones impulsan un modelo de liderazgo centrado en crear espacios de pensamiento y en activar el criterio profesional de las personas.
Un caso reciente lo ejemplifica con claridad. En una empresa de servicios, un mando intermedio asumía todas las decisiones bajo la premisa de ganar tiempo. Sin embargo, el equipo mostraba una dependencia creciente y una evidente falta de autonomía. Al introducir una práctica sencilla —devolver cada duda con una o dos preguntas antes de ofrecer una respuesta—, se produjo un cambio notable. Las reuniones evolucionaron hacia conversaciones más participativas y el equipo recuperó su capacidad para elaborar propuestas y analizar escenarios.
Para RRHH, este tipo de avances confirma que la habilidad de preguntar con intención es una herramienta estratégica para fortalecer la cultura organizacional. Promover esta competencia permite desarrollar equipos con mayor criterio, más responsabilidad y una autonomía real, factores clave para construir organizaciones preparadas para los retos futuros.
Carlos Jiménez, Consultor y Formador en Liderazgo y Desarrollo de Equipos, y Talento
Formador y consultor especializado en el desarrollo del Liderazgo y Trabajo en Equipo. Casi 40 años de trayectoria acompañando a personas y organizaciones en procesos de cambio profundo y sostenible. He fundado y liderado más de 30 proyectos en ámbitos empresariales, sociales y deportivos, y he acompañado a más de 500 iniciativas como mentor, consultor y formador, siempre con el propósito de generar impacto real y cambios transformadores.
Autor de seis libros sobre Liderazgo y Trabajo en Equipo y comunicador con más de 20 años de trayectoria en radio.
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