La consejera insular de Política Social defiende la inversión en cuidados mientras denuncia el bloqueo del convenio de dependencia.
Por Redacción | RADIO LAS PALMAS
A pleno sol de agosto, cuando gran parte del país parece haberse detenido por vacaciones, en el Cabildo de Gran Canaria aún se siguen firmando resoluciones. Isabel Mena, consejera de Política Social, Accesibilidad, Igualdad y Diversidad, no se ha marchado. “Todavía me queda casi un mes en el Cabildo y luego me tomaré diez días para descansar”, reconoce al otro lado del micrófono en Buenos Días Gran Canaria, el espacio matinal dirigido por Dulce María Facundo.
Más que una entrevista, lo que sigue es un balance de gestión, de políticas públicas y de obstáculos estructurales. Pero también un retrato nítido del ritmo real de la administración, alejado de titulares apresurados y con un foco claro: las personas más vulnerables de la isla.
El mapa del cuidado: centros, plazas y personas
Mena lleva seis años al frente de una de las áreas más complejas del Cabildo. Lo resume con una imagen contundente: “Cuando llegué, el sistema atendía a 5.000 personas; hoy, a más de 8.000”. Es decir, más de 3.000 personas más reciben apoyo institucional gracias al crecimiento de plazas sociosanitarias, centros específicos y ampliación de servicios.
Este mandato, asegura, es la etapa de los frutos: “Los grandes centros que empezamos a planificar en la legislatura pasada ya están terminando sus obras: Tamaraceite, Taliarte, Guía, Teror… sumarán cerca de mil nuevas plazas en la isla”. Solo en los dos últimos años, detalla, ya se han creado más de 500 plazas nuevas.
Sin embargo, la consejera no se detiene en el número. Apunta a lo que no siempre se ve: el tiempo, la burocracia, la financiación. “La ciudadanía no siempre entiende por qué desde que se anuncia una residencia hasta que abre pueden pasar años. Pero hablamos de centros de más de 17 millones de euros, de concursos públicos, de plazos europeos. El trabajo se está haciendo”.
El dinero que no llega
Pero tener el edificio no basta. “Lo importante no es solo construir, sino poner a funcionar esas plazas”, insiste. Y ahí entra uno de los principales escollos: el Convenio de Dependencia, que debería estar firmado con el Gobierno de Canarias desde principios de año y que aún no ha sido renovado.
“No lo ha firmado ningún cabildo. El convenio expiró el 31 de diciembre de 2024 y estamos en agosto de 2025. Sin ese documento, no hay financiación para abrir los centros ni contratar al personal que se encargará de cuidar a las personas”, denuncia. Un bloqueo administrativo que convierte los logros en frustración.
Los hospitales como salas de espera sociales
La falta de plazas también se percibe en los hospitales, donde personas mayores o dependientes se quedan ingresadas tras recibir el alta médica, simplemente porque no tienen adónde ir. “Colaboramos estrechamente con el Servicio Canario de Salud para activar lo que llamamos urgencias sociosanitarias, pero no siempre es suficiente”, reconoce Mena.
Los casos se acumulan: mayores sin red familiar, viviendas no adaptadas, personas sin apoyo. En algunos casos, se habilitan soluciones de emergencia; en otros, simplemente no hay respuesta. “Este problema no es solo de dependencia. También es sanitario. Hay que recuperar las camas de tránsito, espacios de recuperación fuera de los hospitales que permitan desahogar el sistema”.
Bebés sin brazos que los esperen
El momento más crudo de la entrevista llega cuando se habla de los bebés tutelados. Actualmente, 38 bebés en Gran Canaria y 35 en Tenerife viven en centros de menores, pese a que la ley establece que deberían estar con familias acogentes. “No puede ser. Un bebé necesita apego, necesita brazos que lo esperen, una familia. No turnos laborales ni horarios de centro”, afirma con firmeza.
Isabel Mena no oculta la gravedad del asunto. “Los trabajadores hacen su labor con profesionalidad, pero no son un hogar. La situación es sangrante y no se está abordando con la urgencia que requiere”.
Un año con promesas por cumplir
Con la mirada puesta en 2026, Mena apunta a varios objetivos: la apertura de los nuevos centros, la rehabilitación del antiguo psiquiátrico como centro sociosanitario, y la mejora de la red de hogares de menores. También destaca el inicio del traslado de menores migrantes no acompañados a la península como una victoria para Canarias.
“La sociedad del cuidado no puede ser un eslogan. Debe ser un compromiso real, sostenido y bien financiado”, concluye. Y es en esa frase donde se resume toda una gestión que, entre cemento, cifras y plazos, tiene un único motor: poner a las personas en el centro.
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