La fundadora de Mundo Violeta denuncia la dureza del maltrato psicológico y defiende una igualdad sin exclusiones.
Por Redacción | RADIO LAS PALMAS
En la sección Testimonio Violeta del programa La Otra Mañana, María José Ferrero entrevistó a Ruth G. Velázquez, creadora de Mundo Violeta, bajo la dirección de Asunción Benítez. La conversación se convirtió en un diálogo profundo sobre los orígenes de su proyecto, la necesidad de implicar a hombres y mujeres en la lucha por la igualdad y la dureza que afrontan las víctimas de violencia psicológica tras dar el paso de denunciar.
Origen de Mundo Violeta
La primera pregunta de Ferrero giró en torno a los motivos que llevaron a Velázquez a crear Mundo Violeta. La entrevistada explicó que el impulso nació de un episodio doloroso: un despido en una asociación de protección a la mujer, en el que la presidenta la acusó de “hacerle sombra”. “Aquello me reveló que incluso en espacios dedicados al empoderamiento podía faltar sororidad. De ahí surgió la necesidad de construir un proyecto donde la hermandad entre mujeres fuera esencial”, afirmó.
Velázquez añadió que Mundo Violeta es una marca personal orientada a trasladar a la sociedad la coeducación y la igualdad real, y subrayó que no supone una exclusión de los hombres.
Igualdad sin exclusiones
En este punto, Ferrero le planteó directamente qué no es Mundo Violeta. La respuesta fue tajante: “No es discriminación hacia los hombres. Estoy cansada de que se cierren puertas a su participación. Si hablamos de igualdad, no podemos excluirlos. Necesitamos de todas las personas para avanzar.”
Velázquez recordó incluso que le negaron la posibilidad de que un hombre, que fue clave en su propio proceso de recuperación, impartiera un taller de empoderamiento. “Me dijeron que tenía que ser una mujer. Para mí, esa negativa carecía de sentido”, explicó.
Conceptos de violencia
La entrevista avanzó hacia las diferencias conceptuales que marcan la atención a las víctimas. Ferrero preguntó por la distinción entre violencia de género y violencia en la pareja. Velázquez respondió con claridad: “La violencia de género es la que sufrimos las mujeres por el hecho de serlo. Empieza desde el nacimiento. La violencia en la pareja es más amplia y puede darse en cualquier tipo de relación, también en parejas homosexuales. La violencia es violencia, venga de donde venga.”
Insistió en la necesidad de que los profesionales estén preparados para atender estas realidades diversas, más allá de lo que contempla la legislación actual.
Infierno tras la denuncia
Ferrero introdujo entonces un concepto que Velázquez había desarrollado previamente en un artículo: el “infierno tras la denuncia”. La entrevistadora quiso saber qué significaba exactamente esa expresión. Velázquez respondió: “Cuando denuncias piensas que empieza tu salvación, pero lo que viene después es peor. Te enfrentas al rechazo de tu familia, a que te cuestionen porque nunca te golpearon físicamente, y a que en las instituciones te juzguen una y otra vez. Eso es un verdadero infierno.”
La entrevistada añadió que las heridas del maltrato psicológico son más profundas y duraderas que las físicas. “Todavía hoy sigo en terapia. Esas cicatrices no desaparecen.”
Una conversación abierta
Ferrero subrayó en la charla que cualquiera puede ser víctima de violencia, incluso quienes trabajan en la protección de mujeres. Velázquez coincidió: “No somos heroínas, somos personas. La violencia puede alcanzarnos a todas.”
La entrevista concluyó con un tono de reconocimiento hacia la fuerza con la que Velázquez compartió su experiencia. Asunción Benítez destacó la capacidad de la invitada para captar la atención del oyente, y tanto ella como Ferrero dejaron abierta la posibilidad de una segunda parte de la conversación.
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