• Sociedad Riscos ignorados: la lucha de San Nicolás y San Francisco por no desaparecer

      

    22/07/2025 | 20:57   |   Redacción 

    Riscos ignorados: la lucha de San Nicolás y San Francisco por no desaparecer

    Vecinos denuncian abandono institucional, infraviviendas, falta de servicios y decisiones urbanísticas sin participación ciudadana.


    Por Redacción | RADIO LAS PALMAS

    El risco de San Nicolás y el barrio de San Francisco, en Las Palmas de Gran Canaria, se han convertido en un símbolo vivo del abandono institucional, la dejadez urbanística y la resistencia vecinal. Lejos de los focos turísticos o los megaproyectos que prometen modernidad, estos barrios sobreviven entre calles sin asfaltar, infraviviendas, aguas fecales, barrancos abandonados y promesas municipales que nunca llegan a ejecutarse.

    Esta realidad fue desgranada por sus propios protagonistas en la tertulia 'La otra cara de los barrios', una sección del programa La Otra Mañana, dirigido por Asunción Benítez y con la colaboración de Guillermo Robaina, Alberto Yánez y Clodobaldo González, emitido en Radio Las Palmas. En esta ocasión, los invitados fueron Tana Suárez Ruano, portavoz de la asociación AmiRisco, y Manuel Santana, vecino del barrio de San Francisco.

    “Estamos encantados de que lleguen nuevos vecinos y apoyamos la vivienda pública. Lo que no aceptamos es que se siga estrangulando al barrio mientras se ignora lo que llevamos décadas pidiendo”, afirmó tajante Tana Suárez.

    La gota que colmó el vaso: la construcción de 56 viviendas de alquiler asequible justo al borde del hospital Juan Carlos I, sobre uno de los pocos espacios abiertos del risco. Una iniciativa promovida por el Ministerio de Vivienda y el Ayuntamiento, sin consulta previa a los colectivos vecinales, y que amenaza con colapsar aún más un barrio que carece de infraestructuras básicas y zonas verdes.

    Colaboradores e invitados durante la tertulia de La Otra Mañana, en los estudios de Radio Las Palmas."


    Infraviviendas, saneamientos colapsados y un patrimonio olvidado

    San Nicolás y San Francisco no solo son dos de los barrios con menor renta de la capital, también figuran entre los que más padecen problemas estructurales. Calles como la Real del Castillo o Mercurio no cuentan con condiciones mínimas de accesibilidad. Algunas viviendas sufren filtraciones de aguas fecales desde hace más de diez años sin solución definitiva. Edificios con estructuras deterioradas y sin ascensores acogen a personas mayores con graves problemas de movilidad.

    “Hay primeros pisos cuyo suelo se ha desplomado. Vemos las ferrallas desde la calle”, denunció Manuel Santana. “Aquí se está esperando a que ocurra una tragedia para que alguien actúe”.


    La promesa incumplida del Plan Especial

    Ambos barrios participaron activamente en el diseño del nuevo Plan Especial de Reforma Interior, aprobado en 2023, tras 25 años de un documento anterior que nunca se ejecutó. En este nuevo plan se contemplaban realojos dentro del propio barrio, rehabilitación de solares vacíos, recuperación del patrimonio como el Castillo de San Francisco y el mirador de Punta Diamante.

    Pero nada de eso ha ocurrido. “Ese plan duerme en una gaveta. En cambio, se nos impone una urbanización que no responde a ninguna lógica ni sensibilidad con el entorno”, manifestó Suárez en la tertulia moderada por Benítez.


    Cuando la participación es papel mojado

    La crítica más repetida por los vecinos es la falta total de diálogo por parte del Ayuntamiento. “Desde noviembre de 2023 hemos solicitado reuniones, tanto con la alcaldesa como con el concejal de Urbanismo. Nadie ha respondido”, aseguró Suárez. A la vez, denuncian que la licitación del proyecto ya está en marcha y que el Ministerio ha invertido más de 800.000 euros en la compra del solar al Ministerio de Defensa.

    “El urbanismo participativo se queda en los papeles. Lo que vemos es silencio administrativo y decisiones cerradas”, lamentaron.


    Barrios sin guagua ni futuro

    Otra muestra del abandono es la eliminación de la línea de guagua que daba servicio directo a los riscos. La solución propuesta: que los vecinos caminen 300 o 400 metros cuesta arriba desde la parada más cercana, en el hospital. Para personas mayores o con discapacidad, simplemente inasumible.

    “En barrios como La Isleta hay lanzaderas pequeñas que suben y bajan con frecuencia. ¿Por qué aquí no?”, se preguntaban. Y es que en San Francisco, con una sola calle y más de mil habitantes, el acceso es tan limitado que ni los bomberos podrían llegar en caso de emergencia.


    Resistir desde la dignidad

    A pesar de todo, los vecinos siguen organizados, activos y comprometidos con su entorno. Desde campañas de concienciación hasta participación en presupuestos participativos —donde llegaron a ganar proyectos que nunca se ejecutaron—, el tejido vecinal se niega a rendirse.

    “Lo más bonito del risco es su gente”, dijo Suárez orgulloso. Y tiene razón. Porque, más allá de los escombros y las grietas, lo que mantiene viva a esta parte olvidada de la ciudad es su comunidad. Una que no se resigna, que denuncia, que propone. Y que seguirá luchando, porque su derecho a existir no es negociable.

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