Elisa Corujo defiende la autonomía individual como base de la ley que regula el derecho a una muerte digna en España.
Por Redacción | RADIO LAS PALMAS
La eutanasia continúa generando debate social, ético y jurídico. En el programa Desde Mi Hazotea, dirigido por Helena Sansiviero en Radio Las Palmas, la Dra. Elisa Corujo, geriatra del Hospital Universitario Doctor José Molina Orosa de Lanzarote, ofreció una visión clara y fundamentada sobre el alcance de este derecho en España. Con más de cuatro décadas de experiencia en el ámbito sanitario, recalcó que la decisión sobre el final de la vida solo puede adoptarla la propia persona, nunca terceros.
El testamento vital como herramienta clave
Corujo insistió en la importancia de redactar el testamento vital, un documento que recoge las voluntades anticipadas de la persona y evita el llamado encarnizamiento terapéutico. Según explicó, en una sociedad con un alto nivel de tecnificación médica, este mecanismo permite a los profesionales de la salud actuar con seguridad y respeto hacia los valores de quien atraviesa un proceso de enfermedad irreversible. También ayuda a reducir tensiones familiares en momentos críticos, ya que establece de forma inequívoca la voluntad del paciente.
Un proceso garantista y regulado
La doctora detalló los pasos contemplados en la ley para acceder a la eutanasia, subrayando que se trata de un proceso “muy garantista”. La persona interesada debe presentar una solicitud, deliberar con un médico responsable, reflexionar durante un periodo de quince días y ratificar su decisión en una segunda reunión. Posteriormente, un médico consultor independiente revisa el caso y, finalmente, una Comisión de Garantía y Evaluación, integrada por médicos y juristas, verifica que se cumplen todos los requisitos. Solo entonces se fija la fecha para la aplicación de la eutanasia, siempre de acuerdo con la voluntad del solicitante.
Diferencia con la sedación paliativa
Uno de los puntos que más confusión genera es la diferencia entre sedación paliativa y eutanasia. Corujo explicó que mientras la sedación busca aliviar el sufrimiento reduciendo el nivel de conciencia y dejando que el desenlace dependa de la biología del cuerpo, la eutanasia implica la administración de un fármaco que provoca de manera inmediata el final de la vida. Ambas opciones responden a valores distintos y deben ser respetadas en función de las creencias y deseos de cada paciente.
Una decisión individual e intransferible
La especialista insistió en que la eutanasia no puede ser solicitada por familiares ni por profesionales:
«Nadie puede pedir la eutanasia por otra persona», recalcó.
El acto exige siempre la capacidad consciente de la persona o, en su defecto, la existencia de un testamento vital previamente registrado. Se trata, afirmó Corujo, de un acto individual, resultado de una trayectoria de reflexión y de un proceso de acompañamiento tanto sanitario como social.
En sus palabras, la eutanasia representa una conquista de la autonomía y de la dignidad humana, un derecho que garantiza que cada individuo pueda decidir cómo quiere vivir sus últimos momentos.
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