La entrevista a un reportero que descubrió en la improvisación y en la respuesta del público el impulso de su evolución en pantalla.
Por Redacción | RADIO LAS PALMAS
El programa Punto de Partida, que dirige Rita Sánchez en Radio Las Palmas, recibe al periodista José León para conocer un recorrido profesional marcado por un giro inesperado. Tras más de veinte años en redacción, lejos del foco y centrado en el trabajo silencioso de producción informativa, una oportunidad repentina lo llevó a la calle, a la exposición directa y a un formato televisivo construido sobre humor, improvisación y participación ciudadana. Su transformación, nacida entre dudas, aprendizaje acelerado y una conexión natural con la gente del Archipiélago, articula una historia que merece ser compartida.

José León: «Una idea sencilla puede crecer más de lo previsto cuando conecta con la gente».
El inicio
¿Cómo te defines profesionalmente en esta etapa, entre la calle, la exposición y las redes?
Me veo como un trabajador que mantiene al periodismo como base de su recorrido. He vivido fases más visibles y otras más discretas, pero siempre con la misma vocación. Lo de influencer lo dejo en un segundo plano, porque quienes acumulan grandes cifras son quienes encajan mejor en ese concepto. Mi identidad sigue ligada a la información y a lo que sucede en los lugares donde nacen las historias.
Tras tantos años en redacción, ¿cómo surgió la opción de aparecer en pantalla?
Llegó de forma inesperada cuando un programa buscaba ampliar su equipo. Me presenté sin saber que necesitaban reporteros delante de cámara y propuse una prueba. Salí a la calle con un puerro para interactuar con la gente y la situación me superó hasta acabar sentado en un banco de Triana. El cámara que iba conmigo me animó a continuar y, contra mis expectativas, la prueba funcionó. Desde entonces empecé a entender la cámara desde otra perspectiva.
El reporterismo
Además de aparecer en pantalla, ¿qué papel desempeñas en la producción de los reportajes?
Busco historias, cierro los distintos elementos de cada pieza y coordino la grabación. También apoyo a compañeras cuando necesitan respaldo para completar sus reportajes. Ese equilibrio entre la parte visible y la organización interna me ayuda a comprender cómo encaja cada tema dentro del programa.
Tuviste una etapa notable en redes. ¿Cómo influye ahora en tu trabajo?
Durante un tiempo intenté mantener mucha actividad en redes, pero entendí que requieren una dedicación total. Hoy acepto colaboraciones fijas y concretas, sobre todo las que aportan estabilidad económica. El resto lo sitúo en un plano secundario. La televisión consume mucho tiempo y energía y prefiero centrarme en mi profesión principal.
Aun así, continúas utilizando las redes para encontrar historias. ¿Qué papel cumplen ahora?
Funcionan como una herramienta útil para localizar testimonios, tendencias o sucesos que pueden convertirse en reportajes. A menudo encuentro perfiles o situaciones en TikTok, Instagram o Facebook que sirven como punto de partida. Son un complemento valioso para conectar con la actualidad y detectar temas que merecen desarrollarse.
Una sección singular
Tu sección plantea un reto creativo importante. ¿Por qué la consideras el trabajo más complejo que has hecho?
Porque consiste en pedir a la gente que sostenga un bulo sabiendo que aparecerá en televisión. No es sencillo invitar a alguien a participar en una mentira. Se necesita tacto, cercanía y mucha sensibilidad para que la persona entienda que se trata de un juego humorístico. Lograr ese equilibrio es lo más delicado de la sección.
¿Cómo funciona esa sección que emites los viernes en Televisión Canaria?
La sección se llama Vamos a contar mentiras y forma parte del programa Una hora menos. Recorro distintos municipios inventando un bulo y pido a los vecinos que me ayuden a sostenerlo “para no perder el trabajo”. Utilizo cámara oculta y dejo que la situación avance hasta que surgen momentos divertidos o inesperados. El resultado muestra la disposición de la gente a participar y la parte más amable de la vida cotidiana.
¿Dónde has encontrado mayor participación del público?
Guía, Arucas y Gáldar son lugares donde la implicación ha sido enorme. La gente participa con naturalidad y mucho humor. También aparecen rechazos, algo que comprendo, porque no todo el mundo quiere validar una historia inventada. Esa variedad de respuestas muestra la autenticidad del trabajo en la calle.
Mirada hacia adelante
Algunas piezas han sido muy virales. ¿Hay alguna que recuerdes con especial sorpresa?
El caso de Gáldar fue especialmente llamativo. Allí difundí el bulo sobre la supuesta compra de una casa por parte de Cristiano Ronaldo y Georgina, y la historia se extendió tanto que llegó a etiquetarse a la propia Georgina en redes. Fue sorprendente ver cómo una idea simple podía tomar tanta fuerza.
Tienes nuevos proyectos para los próximos meses. ¿Qué puedes adelantar?
En enero comienzo un proyecto en la península que ya está confirmado. Estoy negociando para compatibilizarlo con la sección actual en Canarias, porque quieren que continúe. Será una etapa exigente, con trabajo en dos frentes, pero también una oportunidad para seguir desarrollando ideas y explorar formatos nuevos.
La conversación permite recorrer la transformación profesional de José León, quien pasó de la discreción en la redacción a la exposición directa en la calle, donde encontró un terreno fértil para la creatividad y el humor. Su sección televisiva, construida sobre la complicidad del público, demuestra que la vida diaria conserva escenas capaces de convertirse en relato. Entre dudas iniciales, momentos inesperados y un proceso de aprendizaje constante, su trayectoria confirma que una carrera puede reorientarse cuando la improvisación se encuentra con la respuesta de la gente. En ese cruce de intuición, oportunidad y mirada humana se sostiene la evolución de un periodista que convirtió la incertidumbre en impulso y en una etapa de crecimiento profesional.
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