El cómico majorero repasa su trayectoria, su filosofía sobre la risa y celebra el gran momento de la comedia canaria.
Con más de seiscientas actuaciones a sus espaldas y convertido en uno de los referentes del stand-up en Canarias, Saúl Romero se ha consolidado como un humorista que combina frescura, autenticidad y un estilo propio. Majorero de corazón, reivindica la importancia de sus raíces en Fuerteventura y la necesidad de una comedia libre, sin ataduras ni censuras.
En la entrevista con José Luis Trenzado en La Ruta de la Seda, Romero habla de sus inicios, de su relación con Quique Pérez, del momento dorado de la comedia en las islas y de su forma peculiar de entender la risa, en un diálogo donde también aflora la cercanía personal de un padre orgulloso de compartir micrófono por primera vez con su hijo.
José Luis Trenzado y Saúl Romero en el fotocol de Radio Las Palmas, tras la entrevista realizada en el estudio Mara González, una charla que permitió conocer más de cerca al humorista majorero.
Orígenes y trayectoria
¿Te sientes más grancanario o majorero?
Me considero majorero porque todo lo que soy hoy se lo debo a lo vivido en Gran Tarajal. Nací en Gran Canaria en 1988, pero a los ocho años me mudé con mi madre a Fuerteventura y allí pasé mi infancia y juventud. Aunque ahora vivo en Gran Canaria por motivos laborales, mi identidad siempre se ha forjado en Fuerteventura, y lo digo en cada entrevista porque lo siento de verdad.
¿Cómo fueron tus inicios en la comedia?
Empecé en 2011 animado por unos amigos y bajo el lema «Que sigan las risas». Tenía quince minutos escritos y me lancé a un ciclo local, pero acabé haciendo una hora. Desde entonces he superado las 600 actuaciones en Canarias y en la península, pasando por escenarios como el Auditorio Alfredo Kraus o el Gran Canaria Arena. No soy de ver mucha comedia, así que lo mío fue más lanzarme al escenario y aprender a base de hacer.
¿Qué papel jugó el proyecto “Comedia para llevar” en tu carrera?
Fue un punto de aprendizaje muy importante. Con Alejandro Rod y Wiso García hicimos un programa de radio que luego trasladamos a bares entre 2015 y 2019. Lo recuerdo como una etapa de formación práctica, donde entendí que la clave era actuar sin parar. Aquella experiencia me dio tablas y me enseñó que en esta profesión se aprende sobre la marcha, actuando una y otra vez.
Relación con Quique Pérez
¿Cómo surge tu amistad con Quique Pérez?
Nos conocemos desde hace 13 años. Al principio me dejó claro que nunca me subiría a un escenario con él solo por ser su amigo. Eso me marcó, porque cuando finalmente me invitó a colaborar fue porque realmente consideró que estaba preparado. Desde entonces hemos trabajado juntos en teatro, en podcasts y en muchos espectáculos, y me siento muy afortunado de tenerlo como compañero y amigo.
En ese momento, la entrevista tomó un giro inesperado preparado por José Luis Trenzado: la irrupción en directo de Quique Pérez. El cómico lanzaroteño no escatimó elogios hacia su colega, al que definió como «uno de los mejores cómicos de Canarias» y con «un techo todavía altísimo». Reconoció además la paciencia y constancia de Romero, cualidades que, unidas a su talento, explican el lugar que hoy ocupa en la escena canaria. Para Saúl fue un instante emocionante y cómplice, que evidenció la solidez de una amistad construida sobre respeto y admiración mutua. «Escuchar a Quique decir esas palabras fue un subidón. Sentí que todo el esfuerzo había valido la pena», confesó Romero tras la sorpresa.
Filosofía del humor
¿Cómo definirías tu estilo de comedia?
Lo llamo humor de “puzzle”, porque voy uniendo piezas rápidas y directas. No soy de contar historias largas, me siento más cómodo con un humor inmediato. Nunca pruebo los textos antes, los lanzo en directo y los voy puliendo con las reacciones del público. Creo que el mejor día de un monólogo llega a los tres meses de rodarlo, cuando ya se ha ajustado lo necesario.
¿Defiendes que se puede hacer humor de todo?
Sí, porque lo primero de lo que me río es de mí mismo. También de mi hijo, mi madre, mi mujer o mi hermano. Si puedo reírme de los hombres, también puedo hacerlo de las mujeres. Critico esa hipersensibilidad actual que obliga a medir cada palabra. No busco ofender, solo generar risas y buen ambiente. Lo importante es que el público se relaje y disfrute, sin pensar que hay un mensaje oculto detrás de cada chiste.
¿Te consideras improvisador?
Me siento más “intruso” que improvisador. He hecho un curso con Miguel Rabaneda que me enseñó principios básicos como no negar y ser generoso con el compañero. Pero yo improviso más desde la interacción con el público, saliendo de enredos. No soy un especialista como otros compañeros en Canarias, pero sí disfruto mucho de la frescura que da la impro en escena.
Los humoristas canarios Omayra Cazorla, Saúl Ortiz y Quique Pérez, referentes de la nueva generación de la comedia en las islas.
La comedia en Canarias
¿Cómo ves el momento actual de la comedia en las islas?
Creo que vivimos el mejor momento de la comedia canaria. Hay un nivel altísimo tanto en hombres como en mujeres. Si hubiera un Mundial de comedia, Canarias levantaría la copa. Siento que somos herederos de figuras como Manolo Vieira, pero ahora hay una generación renovada y con muchísimo talento que está marcando un sello propio y muy potente.
¿Qué papel juegan las mujeres en este panorama?
Son protagonistas absolutas. Omayra Cazorla, Romina Vives, Delia Santana, Jéssika Rojano, Yanely Hernández, Jennifer Artiles o Antonia San Juan han puesto un sello femenino inconfundible. Han creado sus propias productoras y gestionan su carrera con independencia. Me parece admirable porque no solo aportan talento, sino también una capacidad enorme de trabajo y gestión.
Redes y personajes
En redes te has hecho popular con personajes de ficción. ¿Cómo los creas?
Lo hago de manera espontánea, sin guion. Suelo reinterpretar villanos de Disney o personajes como Harley Quinn o Daenerys Targaryen. Me divierte darles la vuelta a las historias, como hice con Úrsula en “La Sirenita”, a la que presento como la buena frente a una Ariel caprichosa. Uso disfraces improvisados y me grabo con la ayuda de mi familia. Lo importante es que me divierta a mí, y si luego divierte al público, mejor aún.
Preguntas rápidas
Antes de terminar, Saúl Romero se sometió a una batería de cuestiones más ligeras que mostraron su lado cotidiano y cercano. Entre manías, ídolos y gustos personales, el cómico dejó claro que, lejos del escenario, es una persona sencilla con obsesiones simpáticas y pasiones muy terrenales.
¿Alguna manía confesable?
Siempre aparco en el mismo sitio del aeropuerto si una actuación ha salido bien. También reviso varias veces si he cerrado el coche. Soy muy maniático con esas cosas y a veces me río de mí mismo por ello.
¿Con qué personaje te gustaría cenar?
Con Jim Carrey, porque lo admiro desde siempre. Prefiero que esté vivo, porque si no tendría que sacar la ouija, y no me veo en esa.
¿Qué música te inspira más?
La salsa, especialmente Marc Anthony. Aunque también disfruto de la música electrónica y de cualquier estilo que me haga moverme o me transmita energía.
¿Un libro que recomendarías?
No soy lector habitual, así que mi recomendación es más un consejo: lean más. Yo mismo me lo repito porque prefiero ver películas y series, pero sé que debería leer más.
¿Una película que nunca te cansa?
En busca de la felicidad. Es una historia que me toca especialmente, sobre todo ahora como padre. También adoro El fuego de la venganza y las de Ace Ventura.
La entrevista terminó con un momento especial: la aparición espontánea de su hijo Tiago en antena. Saúl lo presentó con orgullo y ternura, dejando claro que, detrás del cómico, hay un padre cercano y entrañable. Fue la guinda emotiva de una conversación marcada por la autenticidad, la risa y la pasión por la comedia.
✅ ¿Qué es el stand-up comedy?
El término inglés stand-up comedy se traduce literalmente como “comedia de pie” y hace referencia al género en el que un humorista se sube solo al escenario, generalmente con un micrófono, y realiza un monólogo ante el público. El peso del espectáculo recae en la palabra, la observación de la vida cotidiana y la interacción directa con la audiencia. Sin decorados ni personajes fijos, el stand-up es una comedia inmediata, cercana y en constante evolución, donde la improvisación juega un papel fundamental.
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