Un relato íntimo sobre la tradición que une a Agaete generación tras generación.
Por Redacción | RADIO LAS PALMAS
El Cronista Oficial de Las Palmas de Gran Canaria y Cronista Oficial de Gran Canaria, Juan José Laforet, relató en Buenos Días Gran Canaria la emoción de participar en la Bajada de Tamadaba, una de las tradiciones más hondas y queridas de las Fiestas de las Nieves en Agaete. Su testimonio subraya la fuerza cultural y la autenticidad de una celebración que une generaciones.
Juan José Laforet, cronista oficial, participa en la Bajada de Tamadaba ataviado como corredor de montaña mientras alza una rama, símbolo de la tradición que une a generaciones en Agaete.
Un camino de leyenda entre niebla y ramas
El pasado sábado, Juan José Laforet decidió vivir de cerca “uno de los momentos más tradicionales, más íntimos, más hondo y más significativo de esta fiesta”. Desde el macizo de Tamadaba, acompañado por familias y colectivos culturales, compartió la emoción de quienes bajaban con sus ramas aromáticas rumbo al Puerto de las Nieves para el esperado Baile de la Rama.
«Me pareció un momento enormemente puro, limpio, ajustado a la tradición, porque cuando las cosas se masifican mucho se teme que se pierda el sentido y la estética de la auténtica tradición», recordó Laforet con emoción.
El cronista describió la magia de la jornada: la niebla intensa entre los pinares, las ramas agitándose en la penumbra y el encuentro cordial entre familias y jóvenes. «Era como una cosa misteriosa, como de leyenda… de una belleza indescriptible.»
Durante la bajada, recibió ramitas de los propios romeros, gesto que lo hizo partícipe directo de la vivencia. También vivió un instante de especial recogimiento en la pequeña capilla al aire libre donde depositó una rama a la Virgen de las Nieves. «Fue como una celebración previa de víspera, intensa y muy emotiva.»
Más allá de la emoción personal, el cronista insistió en la fuerza de la transmisión cultural y en la importancia de que los jóvenes se involucren en la tradición. «Era una tradición verdaderamente viva, sentida y compartida… había gente muy joven que estaba aprendiendo de eso, y yo creo que eso es lo que va a mantener esta fiesta en su pureza.»
Romeros descienden por los senderos de Tamadaba: mientras algunos se apoyan en bastones de montaña, otros cargan las ramas que darán vida al Baile de la Rama.
El latido cultural de un pueblo
Con la emoción aún presente, Juan José Laforet recordó que el Baile de la Rama es mucho más que música y fiesta: es el latido cultural de un pueblo. Una celebración que, como él mismo resumió, debe vivirse con respeto y autenticidad porque «es la fiesta del corazón vibrante de un pueblo».
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