• Reportajes «Cosas que viví y no quería quedarme con eso dentro»

      

    02/11/2025 | 11:11   |   Redacción 

    «Cosas que viví y no quería quedarme con eso dentro»

    La voz de Caridad revive los años de miedo y silencio en la posguerra canaria, un testimonio que rescata la memoria de quienes sobrevivieron a la represión franquista.


    Por Redacción | RADIO LAS PALMAS

    En el programa La Nota Discordante, que dirige Antonio Melián, la voz de Caridad vibró como una memoria viva. Con serenidad y emoción, esta oyente habitual, de edad avanzada, rompió el silencio de décadas para narrar lo que vivió en Santa María de Guía durante los años más duros del franquismo. Su testimonio, sencillo pero estremecedor, conmovió tanto al presentador como al colaborador Fito y a toda la audiencia.

    Caridad comenzó su relato recordando que su familia vivía junto a uno de los hombres que ejecutaba y ordenaba asesinatos en la zona. “Nosotros éramos vecinos del asesino”, dijo con una claridad que estremeció al estudio. Su madre, como muchas mujeres de su tiempo, trabajaba sin descanso en las plataneras durante el día y en la casa de los represores por la noche. A pesar del esfuerzo, en casa no había comida. “Trabajaba todo el día y toda la noche, pero en casa no hubo nunca nada de comer”, recordó.

    La miseria se mezclaba con el miedo. Nadie podía hablar. Los asesinatos eran cotidianos y los cuerpos aparecían en las plataneras o desaparecían en fosas comunes. “La gente moría y desaparecía, y nadie se enteraba. Ni en tu propia casa podías hablar de eso.” Caridad mencionó con pesar los camiones cargados de personas que eran llevadas hacia la Sima de Jinámar, símbolo de la represión en Gran Canaria.

    «Encima que te iban a fusilar te decían que te confesaras»

    El horror también se filtraba en las historias más íntimas. Recordó el asesinato de un matrimonio joven y su bebé, un crimen cometido por celos de un militar. “Fueron de madrugada, y cuando el padre volvió de ordeñar la vaca, los tres estaban muertos.” Su voz se quebró al contar cómo la gente callaba, sabiendo lo ocurrido, pero incapaz de hablar. “Todo el mundo tenía miedo. Todo el mundo callaba.”

    La represión no solo fue física. Caridad evocó cómo la infancia estaba marcada por la indoctrinación y el control moral. Los niños eran obligados a vestir uniformes falangistas y desfilar, mientras la Iglesia mantenía una presencia omnipresente. “Los curas apoyaban a esa gente, eran los grandes amigos”, afirmó. “Yo no sé si fue peor lo de Franco o lo de la Iglesia Católica.” Sus palabras encendieron una reflexión en la mesa del programa, donde Melián y Fito subrayaron la complicidad entre el poder eclesiástico y el militar.

    En su relato, Caridad no busca revancha, sino memoria. A lo largo de la conversación, se percibe la tensión entre el dolor de recordar y la necesidad de no callar más. “No quería quedarme con eso dentro”, confesó. Su intervención fue un acto de liberación personal y, a la vez, una contribución colectiva a la historia silenciada de las Islas.

    El respeto con que fue escuchada en La Nota Discordante se tradujo en un silencio conmovedor. Antonio Melián y su colaborador agradecieron su valentía y destacaron el valor pedagógico de su testimonio. “Por mucho que expliquemos, nada se compara con escuchar a alguien que lo vivió”, afirmó Fito con emoción.

    Caridad cerró su intervención con una mezcla de ternura y lucidez. “Aunque no me gusta recordarlo, no quería quedarme con eso dentro”, insistió antes de despedirse con un beso para el equipo y la audiencia. Su voz, apenas temblorosa, se transformó en un eco de dignidad y resistencia.

    Más que una historia del pasado, su testimonio interpela al presente. En cada palabra se advierte la necesidad de recordar para comprender, de hablar para reparar, de nombrar para no repetir. Su relato, nacido de la memoria y el coraje, se suma a las voces que, desde los márgenes, construyen la verdadera historia de Canarias.


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