Vicente Benítez Cabrera reconstruye 140 años de historias bajo el mar con voces y testimonios olvidados.
Por Redacción | Cultura | RADIO LAS PALMAS
La entrevista realizada por Juan Carlos Jiménez en el programa DCultura y Salud de Radio Las Palmas permitió adentrarse en las páginas de Los buzos de Canarias, el libro en el que Vicente Benítez Cabrera recupera más de un siglo de memoria submarina. No es ficción ni recreación literaria: se trata de un mosaico de testimonios directos y familiares que narran la evolución del buceo en el archipiélago desde finales del siglo XIX hasta la actualidad.
Ilustración del libro «Los buzos de Canarias». Autor: Vicente Benítez Cabrera.
Un cambio de enfoque hacia las voces
Benítez, licenciado en Ciencias del Mar e Historia, comenzó estudiando objetos materiales del patrimonio subacuático. Sin embargo, un taller de historia oral en 2008 le hizo virar el rumbo de su investigación. Desde entonces, se dedicó a entrevistar a buzos, cronistas y familiares para rescatar sus vivencias y dar forma a un relato coral.
“Había que escuchar las voces”, explicó, recordando que muchas de esas historias circulaban en bares o tabernas, medio camino entre anécdota y mito, sin llegar nunca a quedar registradas. Su objetivo fue poner orden y darles continuidad, manteniendo siempre un “hilo musical” narrativo que atrapara al lector.
Los primeros pasos bajo el agua
Las referencias más antiguas se remontan a 1880, cuando el trabajo del buzo era un esfuerzo titánico. Sumergido con equipos que podían pesar hasta 140 kilos, dependía en la superficie de un grupo de once hombres que accionaban bombas manuales para enviarle aire. A más profundidad, mayor era la presión y el esfuerzo requerido. No existía comunicación, solo el burbujeo del agua era la señal de que seguía con vida.
El libro también recoge las historias de los buzos que se internaban en pozos y minas de agua en Canarias, arriesgando la vida en un entorno aún más hostil que el mar abierto.
Figuras que hicieron historia
En la entrevista, Benítez destacó nombres que brillan en la memoria colectiva del mar canario:
▪️ Franco Campanalunga, un buzo italiano con formación militar en la posguerra, que en los años 60 introdujo técnicas revolucionarias. Fue capaz de operar a más de 100 metros de profundidad y diseñar hidrolíneas para reflotar barcos enteros, como el remolcador Cepsa II en Tenerife.
▪️ Benigno Federico Domínguez y familia, protagonistas del reflotamiento del submarino alemán U-167, hundido en 1941 frente a la Playa de Las Burras. El episodio incluyó el hallazgo de una máquina Enigma, pieza clave de la criptografía nazi, que acabó en manos de la Armada Española.
▪️ La familia Rodríguez Medina, encargada del desguace de aquel submarino, muestra cómo las empresas locales participaron en episodios decisivos de la historia marítima.
▪️ Las compañías inglesas, como la Miller, con hasta 300 trabajadores en el Puerto de la Luz en los años 20 y 30, que dinamizaron la economía canaria con servicios de salvamento, limpieza de cascos y abastecimientos.
La revolución de los años sesenta
El gran salto llegó con la invención del scuba por Jacques Cousteau en los años cincuenta. La posibilidad de usar botellas de aire comprimido cambió para siempre el trabajo bajo el agua. Los “hombres rana” multiplicaron su movilidad y eficacia, y el sistema se popularizó en Canarias en plena década de los sesenta.
La coyuntura internacional también jugó un papel clave: el cierre del Canal de Suez durante la guerra árabe-israelí obligó a desviar el tráfico marítimo hacia los puertos canarios. Con ello, creció la demanda de reparaciones y de trabajos subacuáticos, convirtiendo al Puerto de La Luz y de Las Palmas en un referente mundial.
Mujeres pioneras bajo el agua
Aunque el buceo fue una profesión dominada por hombres, en Canarias también hubo mujeres que rompieron barreras.
▪️ María del Pino Ayala, matriarca de la familia Delgado, aparece en fotografías de los años 50 sumergida con escafandra.
▪️ Erlinda de la Torre y Trinidad Carrasco fueron en 1967 las primeras mujeres inscritas en un curso civil de escafandristas convocado por la Armada Española. Con apenas 20 años, se abrieron paso en un mundo que apenas admitía su presencia.
La petición de un museo marítimo
La entrevista concluyó con un mensaje que Vicente Benítez ha repetido en numerosas ocasiones: la necesidad de un museo marítimo en Canarias. Según recordó, la gente del mar lleva más de 120 años reclamando un espacio digno que conserve la cultura naval y marítima del archipiélago.
“Es una deuda pendiente con nuestra historia”, subrayó.
Traje de buzo con escafandra. Fuente: Subacuática.
Un legado para las nuevas generaciones
Los buzos de Canarias no solo es una obra de investigación histórica, sino también un testimonio colectivo que devuelve la voz a héroes invisibles del mar. Desde los sacrificios de los primeros escafandristas hasta las innovaciones de técnicos y empresas, el libro ofrece un viaje cultural que enriquece la memoria de las islas.
Publicaciones como esta recuerdan que, más allá del turismo, Canarias también se forjó con sudor, valor y riesgo bajo el agua.
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