• Sucesos El policía local Jesús Alonso aclara el uso de Táser autorizado para inmovilizar al agresor

    25/05/2020 | 13:36  

    El policía local Jesús Alonso aclara el uso de Táser autorizado para inmovilizar al agresor

    Desde su experiencia profesional en la Policía Local, Alonso subraya que el TASER consiste en "una descarga de pulsos eléctricos que tienen la finalidad y objetivo fundamental, de evitar que pueda realizarse de forma voluntari ...

    El policía local, Jesús Alonso, experto en Violencia de Género y co-fundador del Monográfico sobre esta materia en La ventana indiscreta, complementa en esta nueva entrega su análisis sobre el "Táser" en el ámbito de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad: 

    "Como lo prometido es deuda, en el presente artículo de opinión, debemos hacer obligada referencia al protagonista de la obra “Táser o no ser” (primera parte ya publicada relacionada con esta materia), y debemos hacerlo, desde los entresijos de este Dispositivo Electrónico de Control. Desde su más profundo sistema orgánico. Desde su alma. Conociendo sus secretos. Sus intimidades. En definitiva, el desnudo integral de este protagonista poco o nada conocido. Un desnudo que dará que hablar.

    Posiblemente no sea un desnudo que salga en importantes revistas del corazón. Su protagonista no cobrará importantes sumas de dinero por exponer públicamente su cuerpo. Es más, será un desnudo criticado por aquellos a los que no gusta, y admirado, por aquellos que siempre han creído en él o que tras conocerlo de primera mano, queden impregnados por la hegemonía de un cuerpo que no conocían y que no resulta del todo desmerecido.

    Para desgranar a nuestro personaje, contamos con un polígrafo muy personal, al cual se someterá sin intención de mentir. Un detector de mentiras individualizado, que iluminara los oscuros pasillos neuronales de aquellos que sin saber, le han condenado a muerte sin juicio justo. No debemos olvidar, que lo que sabemos es una gota de agua y lo que ignoramos es el océano.

    Cuando se habla del dispositivo Táser, son muchas las decisiones que se han tomado a este respecto, por quienes tienen la facultad de decidir sobre la dotación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. Decisiones, que como ya adelantamos en el artículo anterior, están basadas en lo emocional, en lo ideológico, en colores políticos, en “el que dirán”, etc. Decisiones que no están amparadas por robustos argumentos legales, técnicos, científicos, probados y altamente acreditados, etc.

    La toma de decisiones erróneas, provoca que en numerosas ocasiones, sean los agentes que integran las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, quienes quedan expuestos ante intervenciones que ponen en serio riesgo sus vidas y/o la de terceras personas. Que se ven obligados a utilizar sus armas reglamentarias en situaciones límite, para así poder regresar a casa y continuar viendo a los suyos. Para evitar la visita inesperada a una caja de 1,90 metros de largo, por 42 centímetros de alto y 30 centímetros de ancho. Agentes humanos que sienten y padecen. Que tienen que valorar en cada intervención, cual será su final personal, profesional y judicial.

    Cuando se es POLICÍA, es difícil no sentirse una pieza de ajedrez que depende de la destreza, estrategia, conocimiento e inteligencia, de aquellos que te mueven por el tablero. Una buena o mala jugada, marcan la diferencia. Los buenos movimientos te hacen avanzar. Los malos, evitan que evoluciones profesionalmente. Movimientos que los propios agentes haríamos de otra forma, considerando las circunstancias, intervenciones, riesgos, exposiciones, y un largo etc., máxime cuando aquellos de los que dependemos, no tienen el mismo conocimiento que los que estamos en primera línea de fuego.

    Cuando se habla de seguridad policial, no existe nadie que pueda sacar matrícula de honor en esta materia, excepto nosotros mismos. Y aquí es donde radica el problema.

    Son otros los que toman las importantes decisiones, sobre cómo debemos movernos en ese tablero inmenso que es la Seguridad Ciudadana. Los que deciden sobre los medios materiales y humanos de los que debemos ser dotados. Sin escuchar lo que los agentes demandan para poder prestar un buen servicio a la ciudadanía. En pocas palabras, los grandes sacrificados en las numerosas partidas de ajedrez en las que nos vemos inmersos, condenados a que las piezas malas terminen fulminando a la buenas. Menos mal que existen casos, en los que aquellos que mueven, saben jugar al ajedrez.

    Los hay que se sientan en el “Monte Olimpo”, pensando que lo único importante son ellos mismos. Estas personas son como alfileres que piensan que la cabeza de este clavillo es lo más importante. Error.

    Sin más preámbulos, comencemos el desnudo del Dispositivo Electrónico de Control (DEC).

    Para conocer el dispositivo Táser de manera más profunda, debemos hacer parada obligatoria en distintos momentos de su historia. Que mejor para conocerlo en detalle, que indagar en su pasado, presente, y porque no decirlo, futuro. Como se dice en un conocido programa televisivo, pongámonos los cinturones y hagamos un recorrido en la nave del misterio.

    Para comenzar esta andadura, debemos remontarnos al año 1960. Tenemos un ingeniero llamado Jack Cover, que trabajaba para la NASA en el Proyecto “Apollo”, el cual por petición del Presidente Johnson procede a desarrollar armas no letales.

    Entre los años 1966 y 1974 este ingeniero, descubre que los pulsos de alta tensión de muy corta duración, no resultaban perjudiciales, pero tenían un gran efecto fisiológico y psicológico sobre seres humanos y animales. Entre los años 1971 y 1974, se realizan distintos experimentos voluntarios con personas humanas utilizando maquinaria para cardiogramas, los cuales son supervisados por dos cardiólogos y un fisiólogo.

    Como consecuencia de los estudios realizados, en el año 1974 se desarrolla el primer Táser, de siete (7) vatios de potencia, el cual era considerado legalmente como arma de fuego al utilizar pólvora negra como carga de proyección.

    En el año 1993 se desarrolla el denominado como Air Taser (también de 7 vatios) fabricado en polímero de alto impacto, dejando de ser considerado como arma de fuego, al no utilizar pólvora negra como en el caso de su antecesor, pero produciendo los mismos efectos.

    Durante el año 1994 aparece el Air Taser, modelo 34000, el cual desarrolla una evolución importante al reducir su tamaño en un 50% y añadir un mecanismo de sincronización automática para la administración de los pulsos de energía. Este modelo utiliza como propulsor, una cápsula de nitrógeno comprimido de 1800 psi (unos 124 kilos aproximadamente).

    Tras la realización de numerosos experimentos y pruebas, así como la utilización de distintos dispositivos, resulto evidente que una potencia de siete (7) vatios, no resultaba lo suficientemente eficaz si se pretendía controlar a un agresor muy combativo o mentalizado.

    Posteriormente, con la creación de la tecnología de incapacitación electro muscular de veintiséis (26) vatios de potencia, se origina una importante evolución en los dispositivos, y en el año 1999 se crea el Táser M26, considerado como primer dispositivo electrónico de control, que sin ser arma de fuego, conseguía detener a individuos agresivos altamente combativos, al llegar a interferir en su sistema nervioso sensorial y motor.

    En el año 2003 se crea el Táser X26, como primer dispositivo con tecnología de pulsos depurados que siendo un 60% más ligero y pequeño, logra trabajar con apenas la quinta parte de energía del Táser M26, con lo cual se aumenta en un 5% la efectividad.

    Tras este paseo histórico por la infancia, adolescencia y edad adulta del Dispositivo Electrónico de Control (DEC), indaguemos sobre su funcionamiento, su sistema orgánico y sus efectos.

    El funcionamiento del Táser es similar al de un arma semiautomática. Posee un seguro de activación, que debe ser desbloqueado para poder utilizar el dispositivo. Al mismo tiempo que esto ocurre, se activa el láser/luz y se dirige hacia el mismo lugar donde se apunta con el alza y el punto de mira.

    En el caso de proceder a activar el disparador, salen proyectados dos dardos, unidos al propio sistema del dispositivo mediante un cable de conexión. Una vez los dardos alcanzan el individuo al que pretende inmovilizarse, este recibe una descarga de pulsos eléctricos que tienen la finalidad y objetivo fundamental, de evitar que pueda realizarse de forma voluntaria ningún tipo de movimiento con brazos o piernas.

    La emisión de los pulsos aplicados tiene una duración de unos cinco (5) segundos, lo que produce que el agresor cese en su acción al no poder controlar sus extremidades superiores e inferiores. El tiempo en estos casos en sumamente importante, al objeto de que los agentes actuantes puedan controlar la situación de riesgo e inmovilizar al agresor.

    La aplicación del dispositivo Táser sobre una persona, no produce electrocución como algunos políticos, medios, instituciones o ciudadanos se empeñan en demostrar, pues el DEC cuenta con un pico máximo de cincuenta mil voltios (50.000 voltios), que se producen exactamente cuándo se efectúa un disparo sin dardos.

    Me explico.

    En el momento en que se activa el disparador, se produce un salto de electrones de un polo a otro, lo cual se evidencia de manera visible en forma de arco de luz azulado que une ambos polos.    

    En realidad esos cincuenta mil voltios (50.000 voltios), se producen cuando los electrones atraviesan los cinco centímetros (5 cm) de distancia que separa a ambos polos. Una vez que los dardos han alcanzado el cuerpo humano, el voltaje cae hasta los mil doscientos voltios (1.200 voltios).  

    Para un mayor entendimiento de como funciona la corriente en el cuerpo humano, nada mejor que ilustrarlo con datos que han sido técnica y médicamente acreditados.

    Comencemos.

    Si al cuerpo humano le aplicamos corrientes de 0,001 amperios – 1 miliamperio – los efectos que van a apreciarse de forma fisiológica será un leve hormigueo en la zona de contacto.

    Si se aplican corrientes de 0,01 – 10 miliamperios – se pueden producir contracciones musculares, no existiendo peligro para la salud cuando se trata de exposiciones cortas.

    A partir de intensidades de 0,05 amperios – 50 miliamperios – las contracciones pueden afectar a todos los músculos del cuerpo, inclusive los respiratorios, tras lo cual y si el contacto es prolongado, se producirá asfixia, seguida de parada cardiaca y posterior fallecimiento.

    A nivel forense, se consideran letales para los humanos la descarga de corriente alterna y con contacto de al menos un segundo (1 s), con intensidades a partir de 0,075 a 0,1 amperios – 75 a 100 miliamperios – pues se produce fibrilación ventricular.

    A partir de 0,1 amperios – 100 miliamperios, se produce directamente fibrilación ventricular, aunque el contacto sea breve, arritmia sumamente grave, que ocasiona incapacidad del corazón para bombear sangre al organismo, y por tanto, muerte súbita, de no solucionarse en poco tiempo.

    Visto lo anterior y tras haber conocido algo más sobre corrientes, no relacionadas con las marinas u oceánicas, ni tampoco con aquellas que en numerosas ocasiones nos dan verdaderos quebraderos de cabeza, como son las cuentas corrientes bancarias, continuemos nuestro viaje a través del torrente sanguíneo del Táser, y porque no, utilizando la propia corriente de desplazamiento por su organismo.

    El dispositivo Táser X26 aplica al cuerpo humano 0,0021 amperios – 2,1 miliamperios, es decir, que tendríamos en nuestras manos un instrumento que a pesar de disponer de 50.000 voltios, es menos lesivo que por ejemplo un enchufe (5 amperios) o el típico árbol que instalamos en casa durante las fiestas navideñas (0,26 amperios).

    Recordemos, por otro lado, que la batería de un vehículo puede llegar a producir fallecimientos cuando es manipulada de manera irregular, pues aunque genera doce (12 V) voltios, produce una intensidad de cuarenta (40 A) amperios.

    No obstante, debemos considerar que al hablar de letalidad de la tensión o amperaje de determinados instrumentos, no hay que olvidar nunca que nos estamos refiriendo a exposiciones cortas.

    A este último respecto, debemos destacar que el dispositivo Táser está diseñado para tener duraciones cortas. Cada descarga tiene una duración de unos cinco segundos (5 s) y la misma no puede ser modificada bajo ningún concepto de forma arbitraria, pues lo que realmente produciría el daño, sería la aplicación continuada en varios minutos sobre el individuo.

    En el mercado existen otras clases de defensas eléctricas, que una vez aplicadas llegan a poner en grave riesgo el sistema nervioso sensorial y con ello producir dolor, debido fundamentalmente a que el amperaje que utilizan es mucho más elevado que el del Táser, pero evidentemente, no tienen relación alguna con el dispositivo del que estamos hablando.

    Llegados a este punto, seguramente el lector se planteara así mismo una serie de preguntas, como por ejemplo, ¿qué ocurre cuando se aplica a personas con cierta corpulencia o preparadas para soportar distintos niveles de dolor?, ¿si alguna persona tiene un marcapasos, puede verse en serio riesgo su vida?, ¿en personas que se encuentran bajo la influencia de sustancias estupefacientes es factible su uso?, y seguramente un largo etc.

    Vamos a intentar solventar dudas.

    No debemos olvidar, que un agresor puede tener una importante resistencia al dolor, y aplicar más dolor aún, puede provocar una reacción en el individuo mucho más agresiva. Esta clase de situaciones son fáciles de encontrar en el desarrollo de las funciones policiales, máxime cuando existen individuos que están fuertemente mentalizados, bien por su fuerza física, bien por estar sujetos a determinados estados de enajenación, o bien, por encontrarse bajo los efectos de determinadas clases de sustancias estupefacientes o drogas psicotrópicas, que hacen que la tolerancia al dolor sea superior a la normal.

    Según establecen los estándares internacionales, por normativa, los dispositivos cardiacos implantados tales como marcapasos deben de ser diseñados para soportar las descargas eléctricas que generan los aparatos desfibriladores externos, de tal forma, que después de la aplicación directa a los mismos, continúen funcionando sin problemas para la integridad del individuo.

    La energía que generan los desfibriladores externos es infinitamente más alta que la que generan los dispositivos Táser (los desfibriladores generan por pulso de 150 a 400 julios y el Taser X26 genera 0,36 julios por pulso), tras lo cual la aplicación del dispositivo de defensa eléctrica Táser no es suficiente para poder provocar una fibrilación ventricular del corazón humano.

    Hipotéticamente si el corazón de la persona sobre la que se aplica el Táser, no se encuentra en perfectas condiciones (es normal que esa circunstancia sea desconocida por el agente policial) debido en gran medida a que los efectos de la/s sustancia/s que ha podido consumir le hayan provocado taquicardias, alta excitación o riesgo de padecer un infarto, de igual forma la aplicación del Taser no va a modificar en nada esas condiciones.

    Aunque bien es verdad que se han dado casos de muerte súbita en personas que estaban siendo inmovilizadas mediante el uso del dispositivo Táser, el porcentaje es bajo y la probabilidad de fallecimiento por esta causa se debe principalmente a individuos altamente peligrosos y agresivos que estaban siendo detenidos en ese instante y que padecían cardiopatía (cardiopatía isquémica) o enfermedades del sistema nervioso central (epilepsia).

    El mecanismo fisiopatológico en estos individuos agresivos consiste en que durante el estado descrito anteriormente, se produce la liberación natural de catecolaminas (hormonas producidas por las glándulas suprarrenales, que se encuentran en la parte superior de los riñones), las cuales son secretadas en sangre cuando una persona se encuentra bajo estrés físico o emocional. Las mayores catecolaminas son la dopamina, norepinefrina y epinefrina (también denominada adrenalina).

    De igual forma, la agresividad que se lleva a efecto en determinados individuos cuando se está procediendo a su reducción o inmovilización, provoca que se desencadenen una serie de procesos bioquímicos que aumentan la concentración de ácidos grasos y de glucosa, los cuales originan una energía “extra” al organismo para que responda con mayor contundencia.

    El miedo intenso también puede llevar a una liberación masiva de catecolaminas y esto a su vez, provocar una entrada excesiva de calcio que puede saturar completamente las células, lo que produce la contracción del corazón y la muerte casi instantánea.

    Evidentemente las mezclas de drogas y alcohol llegan a resultar una “bomba de relojería” y por tanto, un importante problema para los agentes policiales que tratan de reducir a una persona para practicar la detención, puesto que la violencia y agresividad que desarrolla un individuo que se encuentra en ese estado, lo hace prácticamente implacable.

    En cuanto a seguridad y control sobre posibles manipulaciones indiscriminadas, los datos que acredita eldispositivo de defensa eléctrica Táser, comprenden el número de serie del instrumento; fecha y hora local (GMT) en que se consultan los datos; información de cada descarga; datos de estado de la batería; número total de descargas realizadas durante la vida útil del sistema; etc.

    Existe un estricto control sobre su uso, pues la descarga de datos (registra en la memoria hasta 1.500 descargas realizadas) únicamente puede guardarse en el ordenador mediante archivos cifrados, lo que evita su posible manipulación o modificación.

    Si además se desea acreditar un mayor control y evitar que el desarrollo de las funciones policiales sean objeto de críticas o puestas en el “punto de mira” de prensa y ciudadanos, se puede adaptar al dispositivo un complemento denominado “TaserCam”, el cual es capaz de grabar (hasta una hora y media con video y audio) en tiempo real toda la intervención policial que se lleve a efecto. Su funcionamiento comienza desde el mismo instante en que se extrae de la funda y se desactiva el seguro. Deja de grabar en el momento en que se activa el seguro y se regresa a la funda.

    Hemos tratado de realizar una valoración objetiva del dispositivo de defensa eléctrica Táser, considerando parámetros y aspectos que en numerosas ocasiones no son valorados por medios de comunicación, organizaciones, ciudadanos, etc., los cuales por desconocimiento importante en la materia que nos ocupa, niegan rotundamente el uso del Táser e incluso son reacios a la dotación del dispositivo para los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.

    Esas valoraciones subjetivas no consideran la peligrosidad que conllevan determinadas actuaciones policiales, entendiéndose que no es menos importante la vida e integridad física de los agentes policiales, que las del resto de ciudadanos entre los que se incluyen aquellos que vulneran la Ley y ponen en serio riesgo la Seguridad Ciudadana.

    El desconocimiento que en muchos casos se tiene sobre la materia, hace más sencillo crear alarma social al respecto y poner en tela de juicio las actuaciones policiales, que dedicar tiempo a un estudio que valore de forma objetiva todos los parámetros de uso y aplicación Táser.

    Es evidente que la labor policial se lleva a efecto por personas.

    PERSONAS que velan por la seguridad y por los Derechos y Libertades que son inherentes a cualquier ciudadano. PERSONAS, que se enfrentan a numerosas actuaciones policiales poniendo en serio peligro su vida e integridad física, en aras de garantizar el cumplimiento de la Ley y salvaguardar la Seguridad Ciudadana. PERSONAS, que para llevar a efecto la función fundamental que tienen encomendada, necesitan de medios humanos y materiales que les faciliten el ejercicio de sus funciones policiales y con ello, hacer cumplir lo establecido en el Ordenamiento Jurídico. PERSONAS, a las que se dote de medios que les permitan defenderse de armas cada vez más avanzadas que existen en el amplio mundo de la delincuencia, en el que se han dado casos de utilización de armas de guerra.

    No se debe pensar que el dispositivo Táser es un arma que “mata” a personas, ya que está acreditado por Informes Médicos Forenses e Institutos de Medicina Legal, que los casos en que se ha producido fallecimiento de una persona a la cual se ha aplicado previamente la defensa eléctrica Táser, lo ha sido por causas completamente ajenas al mismo, resultando de suma importancia otros factores que han sido debidamente detallados con anterioridad.

    Siempre y cuando los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad a los que se dote, sean formados de la manera adecuada por personal profesional y experto en materia de Tiro Policial y Táser, el dispositivo es un medio de defensa seguro, dejando constancia de las condiciones de uso y existiendo un estricto control que queda registrado en el propio instrumento, resultando imposible la manipulación o modificación de datos.  

    El presente articulo seguramente haya resultado muy técnico, pero ha sido necesario hacer visible la personalidad de nuestro personaje, basándonos en el desarrollo histórico desde su nacimiento, pasando por como ha ido evolucionando y perfeccionando sus capacidades y funcionamiento en su adolescencia, para finalmente llegar a su mayoría de edad y mostrarse con humildad y sinceridad. Seguramente sean menos sinceros y humildes, aquellos que le han juzgado sin conocerle.

    Nuestro protagonista (X26) se está haciendo mayor y es momento de dejar espacio y oportunidades al nuevo Táser X2. Una nueva generación con la que se ha dotado a miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. Una generación que garantiza más seguridad y control sobre su uso y funcionamiento.

    Lamentablemente, continuará dando que hablar, pues cuando se apunta a la Luna, el tonto se queda mirando al dedo. Una de las señales de la inteligencia es, precisamente, saber tener una buena visión objetiva de las cosas, y saber discriminar entre lo esencial y lo accesorio. Existen algunos “poderosos” que ni tienen inteligencia ni saben mirar con objetividad.

    Una vez más, gracias por leerme".

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